viernes, 29 de mayo de 2009

jueves, 28 de mayo de 2009

RECOMENDACIONES



El ejercicio en adulto mayor es un beneficio para la salud, mejora la circulación, se siente la persona más activa, también se recomienda oír música una alimentación adecuada dormir 8 horas si se puede salir a pasear, tener una buena convivencia con su familia cultivar las amistades tener la mente ocupada como por ejemplo estudiar por nunca es tarde para seguir aprendiendo.



Salud de adulto mayor





Reseña de Sergio Herrera Fernández



El mundo tendido en un diván para interpretar sus males, es el expresivo dibujo que figura en la portada de este libro, que ya nos avanza bastante de lo que vendrá luego. Lluís Farré parte de la premisa, ya en el prólogo, de que este mundo nuestro está enfermo. La globalización lejos de ser ese sueño bendito para la humanidad, se ha convertido en causa de todos los males, y la mera contemplación del bochornoso espectáculo sin hacer nada al respecto nos destruye a todos, ya que acaba con la conciencia ética, condición básica de la humanidad.



El libro es ya en sí mismo, una forma de ponerse en marcha, de hacer algo al respecto lejos de la pasiva contemplación y del conformismo camuflado en la queja sin más; y para ello hace un recorrido por las distintas condiciones socioculturales y las relaciona con nuestra salud mental. Es decir, como dice Lluís Farré, los autores que desarrollan los distintos capítulos, profesionales de la psicología en su gran mayoría, han sacado el diván al mundo, ya que el estrecho consultorio no es suficiente para la explicación de todos estos fenómenos.



Antoni Talarn y Concha Artola comienzan por desarrollar el fenómeno de la globalización, para ello distinguen claramente los conceptos de cambio y progreso. Siempre ha habido cambios, pero en nuestra época estos cambios son mucho más veloces que en el pasado y se preguntan hasta donde se llegará con este ritmo frenético de cambios. Estos por otro lado crean la ilusión de un progreso general en la sociedad, cosa muy alejada de la realidad, que nos habla una y otra vez de altas cuotas de desigualdad e injusticia no solo en sociedades en desarrollo sino dentro de las mismas sociedades "desarrolladas".



Kapuscinski explica este fenómeno imaginando un mundo gravemente enfermo que acude al psicoanalista que rápidamente sería diagnosticado de esquizofrenia, en su sentido más originario, como alma dividida. Un desarrollo escindido, en el que solo parte de este mundo-organismo progresa y otra parte dentro del mismo, la mayor parte, se desarrollaría lentamente. Lo que distingue claramente nuestra época globalizada es el vínculo creado entre política, economía y tecnología. En realidad el concepto de aldea global es una ilusión, no existe un conocimiento profundo entre las partes de nuestro mundo. Este fenómeno solo beneficia a ciertas partes minoritarias de la sociedad desarrollada, y perjudica notablemente a la mayor parte del mundo.



Termina hablando en este apartado de los procesos interconectados que se dan en la globalización: las nuevas formas de comunicación, el pensamiento único (veasé neoliberalismo), los mecanismos de la nueva economía (capitalismo) y el papel del estado tradicional (a la baja y deslegitimado por el auge del nuevo imperio económico).



En otro apartado, el autor, nos habla de los nuevos riesgos a los que nos vemos abocados en esta sociedad globalizada. Lejos de que el progreso nos haya dado un mundo controlado nos vemos cara a cara con unos nuevos riesgos, unas incertidumbres provocadas: riesgos ambientales (no ya estrictamente naturales sino riesgos ambientales manufacturados por la acción directa del hombre sobre la naturaleza), riesgos y tensiones sociales ( la globalización de la economía y el capitalismo salvaje imperante crean precariedad laboral y una problemática social a la que como remedio solo se aplica una receta ¡más comercio!) y la amenaza del terrorismo ( el nuevo terrorismo, en parte fruto de la sociedad globalizada neoliberal que amenaza a cualquier rincón del planeta, pero que también se vale de ella para financiarse y pervivir durante tiempo; nos ha despertado de nuestro sueño de control y bienestar). En conclusión los riesgos son globales, aunque su reparto no es democrático. Por otro lado el terrorismo que más mata y que más nos debería preocupar es el del hambre, la pobreza, la esclavitud, la infancia robada en el tercer mundo; y sin embargo este terror no se trata con urgencia y rapidez como el anterior, sino de forma pausada y sin grandes aspavientos.